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El Valor de Contratar Sin Experiencia y los Retos de los Jóvenes Profesionales en Panamá

  • Genesis Ruiz
  • 13 nov 2024
  • 4 Min. de lectura

En el panorama laboral de Panamá, muchas empresas enfrentan un dilema recurrente: la búsqueda de profesionales "perfectos" frente a la oportunidad de formar talento nuevo. Este hábito de priorizar experiencia sobre potencial ha generado barreras significativas para jóvenes que buscan iniciar su carrera, al mismo tiempo que se observan retos en la actitud y responsabilidad de algunos de ellos.


Contratar personas sin experiencia puede ser un desafío, pero también una inversión a largo plazo que beneficia tanto a las empresas como al desarrollo profesional de los jóvenes. Sin embargo, es crucial analizar el equilibrio entre las expectativas de los empleadores y la responsabilidad que los nuevos talentos deben asumir.


El mito del profesional perfecto


En Panamá, las ofertas de trabajo suelen incluir requisitos irrealistas: títulos universitarios, certificaciones especializadas y años de experiencia, incluso para posiciones junior. Esto refleja una mentalidad que privilegia la perfección sobre la posibilidad de crecimiento, lo que limita las oportunidades para los jóvenes que recién comienzan su vida laboral.


Este enfoque tiene varios inconvenientes:

  1. Reducción del talento disponible: Al enfocarse únicamente en candidatos con experiencia, se desaprovecha el potencial de jóvenes motivados y con ganas de aprender.

  2. Falta de innovación: Los profesionales jóvenes traen consigo nuevas ideas y perspectivas frescas, esenciales para mantenerse competitivos en un mundo laboral en constante cambio.

  3. Dificultad para cubrir vacantes: Muchas empresas se enfrentan a problemas de rotación y vacantes difíciles de llenar, en parte porque el “candidato ideal” simplemente no existe.


El valor de contratar sin experiencia


Dar oportunidades a quienes no tienen experiencia no solo beneficia a los jóvenes, sino también a las empresas. Algunos de los beneficios incluyen:


  • Formación personalizada: Contratar a alguien sin experiencia permite moldear su crecimiento profesional según las necesidades específicas de la empresa.

  • Motivación y compromiso: Las personas que reciben una primera oportunidad laboral suelen estar altamente motivadas, demostrando lealtad hacia quienes confiaron en ellas.

  • Adaptabilidad: Los jóvenes suelen ser más flexibles y rápidos para adaptarse a cambios, tecnologías y nuevas formas de trabajo.


Un claro ejemplo de esta mentalidad puede observarse en países donde las prácticas y programas de formación son comunes. Allí, las empresas entienden que invertir en nuevos talentos genera beneficios a largo plazo.


La otra cara de la moneda: la responsabilidad de los jóvenes


Aunque es fundamental abrir puertas a los jóvenes sin experiencia, también es importante abordar un problema creciente: la falta de compromiso y responsabilidad de algunos recién ingresados al mercado laboral. Entre los retos que las empresas enfrentan al contratar jóvenes se encuentran:


  • Falta de puntualidad y constancia: Algunos jóvenes no comprenden la importancia de la disciplina y el esfuerzo continuo en el trabajo.

  • Expectativas irreales: Existe una percepción, especialmente en generaciones recientes, de querer ascender rápidamente sin considerar el tiempo y la experiencia necesarios.

  • Deficiencias en habilidades blandas: Aspectos como la comunicación efectiva, el trabajo en equipo y la ética profesional son áreas en las que muchos jóvenes necesitan mejorar.


Estos desafíos no deben desmotivar a las empresas, sino invitarlas a participar en el proceso de formación de estos profesionales. Sin embargo, también corresponde a los jóvenes asumir la responsabilidad de desarrollar una ética laboral sólida y una mentalidad orientada al aprendizaje.


Cómo equilibrar las expectativas: un llamado a la acción

Para resolver este problema, se necesita un cambio cultural que involucre tanto a empresas como a jóvenes profesionales.


Para las empresas:


  1. Apostar por programas de mentoría y capacitación: Formar a los nuevos empleados desde cero puede ser más rentable y beneficioso a largo plazo que buscar siempre el "perfil perfecto".

  2. Ofrecer prácticas profesionales: Facilitar la entrada al mundo laboral a través de programas de prácticas ayuda a los jóvenes a adquirir experiencia y habilidades en un entorno real.

  3. Ser flexibles con los requisitos de experiencia: Valorar habilidades, actitudes y el deseo de aprender por encima de los años de experiencia.


Para los jóvenes:


  1. Fomentar la autogestión: Asumir la responsabilidad de su propio crecimiento profesional, desarrollando habilidades técnicas y blandas por iniciativa propia.

  2. Cultivar la ética laboral: La puntualidad, el compromiso y la voluntad de aprender son fundamentales para destacar en cualquier entorno laboral.

  3. Aceptar críticas constructivas: Reconocer áreas de mejora y trabajar en ellas demuestra madurez y compromiso con el crecimiento personal.


La obsesión por contratar al profesional perfecto y la falta de responsabilidad de algunos jóvenes representan dos caras de una misma moneda en el mercado laboral de Panamá. Romper con estos patrones requiere un esfuerzo conjunto: empresas dispuestas a invertir en nuevos talentos y jóvenes comprometidos con su desarrollo profesional.


Contratar personas sin experiencia no debe verse como un riesgo, sino como una oportunidad para construir equipos diversos, innovadores y comprometidos. Por otro lado, los jóvenes deben entender que el éxito profesional no llega de la noche a la mañana y que la responsabilidad y el esfuerzo son claves para abrirse camino en un mundo laboral cada vez más competitivo.


Al final, el éxito radica en el equilibrio: abrir puertas al talento emergente y formar profesionales responsables y capacitados. Solo así podremos construir un mercado laboral inclusivo y próspero para todos.


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